Deduzco que la misantropía (ahora que he descubierto el concepto) es un rasgo común, aunque matizado, de cualquier trastorno mental y de otros (sociales por ejemplo).
La cuestión es peliaguda, por un lado el individuo siente aversión hacia el genero humano, sus manifestaciones, actos, incluso sus palabras; por otro lado el sujeto pertenece a este genero humano.
De nuevo la dualidad, tenemos necesidad de separarnos de lo que detestamos del grupo, nos sentimos ajenos, esto arrastra otra dualidad de sentimientos: el de soledad y la satisfacción de ser distinto al grupo.
El sentimiento de ser único se afianza, pero la soledad es mu mala, así que imaginamos que debe haber otros seres “distintos”, que pudieran ser compatibles con nuestra singularidad, este sentimiento se une a la hormona y nuestros sentidos se ponen en situación de alerta y predispuestos al amor y a la amistad, predispuestos a la afinidad.
Esta es una comedura de tarro como cualquier otra, o a lo mejor/peor es una justificación a mi misantropía virulenta de esta última temporada.
Vivo en mi cabeza gran parte del tiempo, debo estar “productiva”, aunque no se como, porque no me luce.
He estado “pajeando” mentalmente porque no me apetece salir ni ver a nadie, porque no llamo, porque me apetece pero no encuentro el momento y pasa el tiempo y me siento mal por no haberlo hecho y no lo hago y me siento peor. Es como una dejadez estúpida y ambivalente hacia la gente que quiero.
En otros ámbitos de relación me pesan las actitudes gregarias, “bien pensantes y bien hacientes” y no tengo el cuerpo para estos trotes.
La vida con mis hijas está siendo increíble, pasamos mucho más tiempo juntas y se nota en el trato, en el cariño. El perro ha sido el mayor acierto de mi vida: tenemos un sujeto de amor común, desinteresado y gratuito, ha mejorado nuestra vida, aunque la casa parece una cochera
Lo que mejor llevo de “fuera” de casa, es el curro, estoy logrando llevar mi propia relación con cada uno de los pacientes de forma singularizada y la experiencia es muy satisfactoria, esto también me da miedo, a veces creo que estoy entrando en la “locura compartida” de una paciente. Por otro lado me parece una aventura emocionante la experiencia aunque, se que no voy a entrar, que llegaré hasta la frontera.
¿me gustará mi trabajo porque me permite “ser normal” y practicar la locura con impunidad?.
Cuando me dan ataques de “singularidad” soy sorprendente para mi misma, por eso lo escribo.
Los misántropos no dan besos (al menos en pleno ataque)
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