Momento de revisión. ¿qué siento?, Mi vida fragmentada. Ni rota, ni escindida, fragmentada.
Dice un amigo mío “Donde no hay orden solo se pone” y es cierto
Análisis de las relaciones familiares por partes; con mis hijas, individualmente y como hijas y hermanas, parece que la relación se normaliza, debo trabajar más el sentimiento de que la casa es el lugar y el refugio de todos, la tolerancia entre sus distintos caracteres y sensibilidades, ellas están en buena actitud.
Seguramente cuando acabe las próximas noches me liaré a pintar el pasillo con la tendencia Feng Shui que me ataca todas las primavera-veranos, a las niñas no les pediré colaboración y aprovecharé que él está en una de sus Kedadas.
El pasillo que es corto y sencillo quiero hacerlo yo, necesito desgaste físico y espero que sea la semilla de la demanda para pintar sus habitaciones y ahí si que requeriré sus colaboraciones.
Estoy irritada con él, se que no tengo toda la razón, que él también debe estar irritado conmigo, esto es lo que no quiero que pase, igual es inevitable.
Se ha roto el cristal de lo común, yo espero que solo sea una grieta pues he oido en la radio que se pueden arreglar las lunas de los parabrisas
Sus intereses son menos nuestros, casi nada nuestros, su vida es otra porque muchas cosas importantes no las comparte, yo tampoco, en cierto modo en aras de nuestra verdad estamos construyendo nuestra mentira.
En lo referente a la niña debo reconocer que ha dado la talla y ha elaborado, se asignó la responsabilidad hospitalaria y venció sus miedos sociales. Chapeau
A veces me pesa su presencia, también percibo como le pesa a él la mía, se densifica el aire por momentos, si queremos que uno de los dos se vaya va donde esta el otro, da igual iniciar una conversaciçon o no, ya no las propicio y el no lo hace, no lo ha hecho nunca, si alguna vez lo intenta es por saturación de algo, entonces y lo hace torpemente.
Ni siquiera me ensaño ya con él cuando esto sucede. Los dos necesitamos que se vaya ya.
Las niñas no acaban de creerlo, bien, es bueno convivir con la idea del cambio (aunque no se crea probable), antes de que suceda, favorece la adaptación y la aceptación normalizada del mismo.
Con mi familia de origen bien, saben una pequeña parte del asunto, la que les compete, que esto se acabó, sin malos y sin culpas, por culpa de los derroteros de la vida.
En el siguiente tema abordaré otras relaciones que me ocupan
Besitos revisados.
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