La conocí de una forma muy simple, dibujada toscamente en una pizarra, no era un huevo, era más bien, una membrana multiforme y cambiante, personal e intransferible, inmaterial aunque perceptible.La asocié a un útero extracorpóreo y esa es la imagen que sigo conservando.
En ocasiones, al aprender sientes en tu interior esa sensación de "dèja vu", un recuerdo difuso aunque familiar, eso me sucedió cuando el rotulador del maestro trazó en la pizarra, siguiendo el sentido de las agujas del reloj, una forma ovoide enmarcando un monigote.
Conocer su existencia fue incorporar mi individualidad a mis entrañas, fue un hecho automático, inconsciente y permanente; desde entonces empiezo a conocer mis miedos con la intención de vencerlos
Unas veces está henchida como un globo, hay espacio, brisa y cabe todo el mundo, otras veces se arruga como una ciruela pasa sin hueso, la disposición corporal tiende a adoptar una postura fetal con la menor excusa, reinspiras el propio aliento espirado, el ambiente esta denso y saturado, conocerla te ayuda a dosificar tus relaciones para no dañar ni que te dañen.
Es una compañera fiel, aunque ni amante ni consonante
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