miércoles, enero 04, 2006

Reflexiones


Una compañera nos ha anunciado, llena de felicidad, su embarazo, su primer hijo. Estaba guapísima, con la luz del preñao en su cara, con el resplandor de la esperanza.
Le regalaré el “Mecanoescrito del Segundo Origen” Indispensable para cualquier mujer a partir de los 8 años y hombres con sensibilidad.
Su emoción me ha producido cierta añoranza y cierta alegría de no poder ya concebir, contradictorio. Me he limitado a decirle que va a ser ·el grano de culo” que va a querer mas que a su vida y al que estará ligada para siempre, para bien y para mejor, aunque no lo entienda.
He pensado un poco sobre mi maternidad y mis sentimientos maternales. Nunca han destacado en mi, esa es la verdad. Siempre me ha parecido que tener hijos era demasiado difícil y demasiada responsabilidad. De hecho siento que es una de las cosas que debería haber meditado más, a la luz de mis relaciones con mi núcleo familiar próximo
Adoro a mis hijas como la madre que más. Esa me la juego con quién quiera y como quiera, pero ya dije cada una es madre como es ella y yo soy algo individualista y extravagante, quizá no debí embarcarlas en esta aventura. Pero a lo hecho, pecho.
No las cambiaria por NADA de este mundo, ni de otros si los hay. Contradictoria siempre. I’m sorry.
En mi favor diré sin pudor que he sido una buena criadora, aunque no una buena educadora. Ese era mi miedo y ese ha sido mi precipicio.
Tomar conciencia de mi individualidad, de quién soy, independientemente de los roles que desempeñe en la vida, me ha llevado a descubrir que he sido una buena criadora.
Tan buena, que mis cerditos que pesan 100 kilos, quieren que siga amamantándoles a pesar de mi infertilidad.
Descubrir que ya no soy criadora, sino cerda adulta, infecunda, que ya debo cuidarme para jamones, ha sido mi regalo de Reyes adelantado.
Saber que puedo ser m-u-j-e-r en todas las facetas que me he negado, sin pretender recuperar el irrecuperable tiempo perdido, pero saboreando la vida sin carga, sólo con peso.
Lo he hecho saber en familia. Espero que comprendan y si no, pues ya comprenderán.
He dado el primer paso, ya saben todos que me pienso ir y que sólo la pequeña se va conmigo, si ella quiere. El resto son adultos y deben entenderse.
Necesito un abrazo. Gracias a la vida, que me sigue dando tanto.
Besos

1 comentario:

Begoña dijo...

El abrazo lo tienes, y algo más, claro.