martes, julio 08, 2008

THE V


Ha sido un finde estupendo, olores que evocan otros momentos, otras vidas, que son esta misma existencia.
Ella me dijo, he estado a gusto, has sido como una prolongación de mi misma, es cierto, así ha sido de manera reciproca.
Bajar las Ramblas, mezclarnos con la gente, pasar con descaro frente al Zurich (reformado), una emoción tras otra, la calle Numancia, mi primera venta de piso, buen piso, aunque olía a cloaca.
El metro en Plaza Cataluña me recuerda a aquel abuelo que me tiraba los tejos como un verdadero gentleman o a los colegas que conocí al acabar su concierto en el halll, o las cervezas con Fernando en el Zurich o el macarra del pub de Horta o el paseo con Enrich cuando Fanny se brotó.
Una vida joven ha vuelto en forma de recuerdos, aquello que fui, que fuimos.
Simplemente tomar la linea verde dirección Paralel, recordar a Rafa ir a Bogatell, como ibamos con la Sandra y el Ricard, provocando a Antoine, dandole celos,esos celos morbosos de quién ha perdido la juventud y anhela recuperarla en el sexo de su amante.
¡El presente esconde tantas cosas! .
He sido otra, me he abandonado al disfrute de cada paso al andar, sin planificar ni preveer nada.
Me jode que la Begus haya asumido la mayor parte economica del viaje, sobre todo, poque no se si tendre la opotunidad de coresponderle, de demostarle lo importante que es en mi vida.
No hubiera hecho este viaje ( ni ningún otro, en este momento), con ninguna otra persona, como ella dice es como una prolongación, doy gracias al cielo, y a nosotras mismas por ello.
La playa casi de refilon, como locas empecinadas buscando la nudista, cuando la localizamos estaba mayoritariamente ocupada por textiles, los ignoramos, busacamos un hueco y nos colocamos.
Nos desnudamos y nos tendimos sobre la toalla, cerré los ojos enseguida , para olvidar la sensación de gota de suero lacteo que me produjo la comparación con mis congeneres.
A los cinco minutos me puse el bikini, a los siete el vestido y a los diez estaba envuelta en la toalla, aterida de frio.
Unos once minutos hemos estado en la playa ¿y que?.
Hemos visto a los niños, hemos ido de compras, hemos quedado con Clara y Marisa, hemos cambiado de ambiente, hemos estado juntas.
He entendido tu llanto de amor impotente, de amor obligado a llevar mordaza, ese llanto de madre, que respeta en alerta los errores de sus hijos
He aprendido de tu prudencia, aunque nunca será la mía.
El respeto lo he aprendido sola, por principios, ( aunque a tus ojos sea un relativo aprendizaje, nada mas lejos que ser "gemelares").
Hablaré de las dependencias detectadas en la próxima entrada, ahora no tengo ganas.
Buenooooo, besitos amistosos. Muac

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