lunes, enero 05, 2009

REYES




Un frio acuchillado me golpea la cara y acorcha la punta de mis dedos.

El sol da timidos cabezazos a las nubes pugnando por salir, ellas, juguetonas, etereas y multiformes, se dispersan formando una densa niebla que no consigue ocultarlo, pero difumina su fulgor.

Un manto de cristales lo cubre todo, salgo al campo, me siento como el muñequito de una bola de cristal.

Las fechas de celebración obligatoria vulgarizan la fiesta, desvirtuan el sentido y por tanto el sentimiento.

De muy niña debió ser una noche mágica en la que me traian "muñecas buenas" como Amelin, mi muñeca cabezona o "Marisol", imitación de la artista que caminaba llevandola de la mano. Nunca lo conseguí.

Aún no tenia cuatro años el día que me trajeron a Marisol, estaba con mi abuelo en el balcón, había más gente, pero los importantes eramos él y yo.

Los Reyes iban a caballo, tras ellos dos tractores adornados con espumillon cargados con paquetes y carbón. De pronto la cabalgata se detuvo a descansar, el rey negro descabalgó, cogió una caja grande del tractor, mientras los pajes colocaban una escalera de madera en mi balcón.

Baltasar en persona me entregó a Marisol, me besó en la mejilla, tan inocente era que exhibí ante toda mi familia la cara tiznada de betún como prueba irrefutable del regalo personal de mi rey favorito.

Despues los recuerdos se desvanecen, una navidad se casó mi tia querida y su marido se la llevó de mi vida para construir otra, más tarde, llegó la navidad en la que solo deseaba que mi madre viviera y ya deje de desear, hasta que tuve hijos.

Con las niñas volví a alimentar el deseo y la ilusión, un año construimos una habitación para la Nancy, otro una casa para los ositos, creamos espiritu navideño.

Mañana iré a comer con mi familia, en los ultimos años, este es para mi, un día esperpentico.

Es una fecha absurda en el que no sé qué se espera de mi, durante años he sido esclava de sus caprichos, he buscado incansable y gastado mas de la cuenta, sin tener la sensación nunca de haber acertado, es más, siendo comparados-confrontados con los regalos de la familia politica de mi hermana, como mas generosos y adecuados.

Me siento obligada a regalar a quién no lo agradece y hace pocos meritos para ello, esto es pura hiel navideña.

No puedo huir del compromiso, ni de este ni de otros, mientras vivan mis padres así que he decidido simplificar y vulgarizar el hecho al limite, mañana en la comida daré un sobre con dinero, no mucho a cada uno de los niños.

Con el rayito de ilusión que me queda le he grabado a mi madre las fotos familiares de los ultimos años y a mi padre intentaré grabarle peliculas del oeste, "clásicas, Bea, a mi me gustan las de Jon Vayne, ya sabes..."
Besines regalados




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