Quiere otra oportunidad, no se atreve a decirlo, pero sus ojos a veces son una súplica fácil de leer.
Otra oportunidad, ¡casi nada!. ¡Como si el amor fuera un concurso de la tele! ¿Cómo si dependiera de la voluntad del demandado!.
El amor es una planta que nace, digamos espontáneamente, hay que cuidarla, protegerla, mimarla, abonarla, regarla y a ser posible ponerle música. Entre dos, siempre entre dos.
Si los cuidados no son los adecuados la planta puede arguellarse o morir.
Si se arguella , es posible que no se recupere nunca o lo haga débilmente para al fin morir. Pocas se recuperan.
En ocasiones, la planta muere, pero algunos de sus brotes germinan escondidos tras el tronco muerto. Estos brotes, no son la planta principal, sino sus consecuencias. Son lo mejor de la planta, lo que ha logrado salvarse con toda la fuerza que le quedaba.
Si queremos que estos brotes crezcan y se desarrollen, debemos saber que son de la misma naturaleza que la planta principal (el amor), pero son otras plantas, otra forma de amar.
Nuestra planta se ha muerto. Se infectó de incomunicación y no le hicimos demasiado caso. Ahora el daño ya no se puede atajar. Habrá que transplantar los brotes con tierra nueva y abonarlos, desparasitarlos y cuidarlos desde el principio
Él debe ser fuerte y aceptar sus miedos, yo no ayudo nada a vencerlos, en mi sombra se siente protegido, es mi amparo el que necesita, mi hombro, mi mirada, mi aprobación, mi opinión, incluso mi desacuerdo. Su madre, en fin.
Me resulta algo duro, aunque no dejo de verbalizarlo para que sea un discurso cotidiano y por tanto aceptado y asumido.
A veces me canso, sobre todo cuando hablamos claramente, cuando le desnudo en su verdad, para él más recóndita, para mi no tanto.
Cuando, tras las largas reflexiones y análisis concretos de reacciones, emociones, actos, de desmenuzar lo diferente que enfocamos la vida y como la abordamos, entonces, de repente veo en sus ojos un ensimismamiento que me da miedo.
Su necesidad vuelve a idealizar mi imagen, y yo no soy su camino, soy una herramienta gustosa del mismo.
Y desea enamorarse, sabe que lo nuestro no tiene vuelta atrás en ese sentido, se lo recuerdo con cariño y frecuencia.
Desea enamorarse, pero tiene miedo, miedo a no saber establecer una relación, miedo a tener que abandonar esa comodidad que represento yo, que leo su pensamiento y sus sentimientos, que comprendo sus miedos y sus dudas y hasta las expreso por él y sin embargo se sabe querido. Miedo a ser Él
Me siento algo culpable, quizá por eso intento ser paciente y llevar una vía pedagógica en este cambio.
Seguramente, en los 20 años de relación que llevamos algo habré tenido que ver para que haya surgido esta dependencia y no se qué, ni si hubiera podido hacer otra cosa.
No me importa, lo que importa es que el amor de cualquier tipo no se destruya, se transforme, es energía benéfica, se debe conservar y aumentar. ( Principio fundamental de la energía: la Energía ni se crea , ni se destruye, se transforma)
Definitivamente me he incorporado a la normalidad plenamente.Besos amorosos
sábado, diciembre 10, 2005
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