miércoles, junio 28, 2006

VERANO DE TORMENTAS



Este verano está teniendo una climatología irregular, calmas sofocantes, eternas, de aires saturados que descargan de modo torrencial.
Subrepticiamente el cielo se va difuminando de gris claro transmutado discretamente a gris plomo, a modo de heraldo anunciador suena algún trueno espaciado. Tras la puesta en escena, hace su aparición la diva de la tormenta: el agua
Hay días que la lluvia se inicia con gotas gordas y pocas, que cesan al levantarse algo de viento; otros días, las gotas caen suavemente, como si las nubes se apretarán entre sí intentando ser una; multitud de truenecitos se oyen como un ronroneo de celestial placer, entonces el agua adquiere ritmo y velocidad, la cadencia es irregular, se alternan compases más lentos y más rápidos, es una sinfonía única cada vez.
Prefiere los días en que el agua no avisa, las tormentas que se inician con “aparato eléctrico”, esas, en las que un estruendo rompe el aire seguido del resplandor de un rayo, tras él, irrumpen uno o dos más de igual o mayor intensidad, se abren las compuertas angélicas de sopetón, una tromba de agua descarga arrasadora e impía. Dura pocos minutos, esta explosión acuática le hace sentir una conexión ancestral, primitiva, salvaje,.
Estas tormentas estampida impregnan el aire de olor a ozono desde antes de producirse, quizá sea para las nubes el equivalente a nuestras feromonas, ese olor le ayuda a purificarse, a sentir su entorno más placentero, más intensa su conexión.
Cuando la lluvia cesa, todo se queda como recién lavado y planchado, esa es la diferencia con las tormentas de invierno, en las que llueve pero todo sigue gris, triste, mohoso, embarrado.
En verano, tras la tormenta sale el sol, poderoso, secante, iluminador, generoso.
Piensa que ese es el espectáculo completo, la naturaleza nos enseña como hace ella para renovarse cíclicamente, permitiendose excepciones, sin dejar nunca de ser Ella, simultaneándo el cambio continuo y la evolución.
La Naturaleza utiliza la lluvia como una herramienta reguladora de tensiones celestiales, lo antiguos aprendieron la lección incorporándolo a los ritos y lo han remedado todas las civilizaciones simbolizándolo en el bautismo
El bautizo es un ritual de agua, mediante él se limpia la impureza adquirida y la original (la conciencia colectiva tiene asumido que los pecados de los ancestros también nos conforman)
Un impactante trueno desgarra el aire, en su eco se enlaza otro mayor, el cielo se rompe expulsando una tromba liquida pero densa, como si las gotas se agolparan para salir a la vez de un atolladero insoportable.
La gran parturienta estaba rompiendo aguas. En ocasiones, como hoy, salía a empaparse de esa lluvia purificadora, intentar fundirse suavemente en ella, a integrarse emocionalmente a los demás elementos con los que forma parte del enorme feto de la Gran Mamma.
Tocaba un verano de tormentas, de purificaciones, de renovación. La siembra está hecha, la lluvia le hará bien al campo aunque la cosecha se prevea incierta, siente que va a disfrutar este verano, ya lo está haciendo.

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