martes, agosto 22, 2006

OHHH, LOS CUENTOS



Estoy friega que friega, venga a recoger, a ordenar sin que se note nada de nada. Esta casa es un caos. Tengo necesidad de desprenderme, de arrancarme a otra vida, de purificarme para renacer.
El palo de la fregona hace que me salgan callos en las manos. Son callos suaves, me encantan; a veces los acaricio con las yemas de los dedos, los compruebo, los valoro como prueba de que reflexiono.
Soy una mujer de acción, cuando mejor pienso es cuando tengo cosas entre manos, quizá por eso en este momento no me cunde, deben ser muchas las cosas que hay que poner en su sitio y buscar con cariño el lugar adecuado.
Hago y deshago, poniendo especial empeño, esta vez, en tener el suelo impecable.
Me he sorprendido mirando el mocho con arrobo maternal, mientras se paseaba mecido rítmicamente por mis manos a lo largo del pasillo, simultáneamente, he recordado que mi cuento preferido en la infancia hasta el hartazgo era “La Ratita Presumida”, me ha hecho sonreír, ya marcaba lo boba que iba a ser
Me gustaba la Ratita que tenia un golpe de suerte mientras trabajaba, se hacia un regalo que la hacia sentirse mejor y entonces era deseada por una serie de señores que le ofertaban sus gracias con intención de casarse con ella.
Ella elegía por amor, sin reparar que el gato pensaba devorarla en lugar de amarla, sin ver que tras su apariencia amable su amado era un depredador y ella su presa fácil.
Tan lista, tan trabajadora, tan limpia, tan honrada, tan ingenua la Ratita, para acabar digerida por un felino. El final me desagradaba, a veces no quería llegar a él y me quedaba en el interrogatorio a los animales, me detenía en las preguntas y en las respuestas que daba cada uno, en los estereotipos culturales que transmiten los cuentos (esto se ahora que se dice así, entonces lo intuía)
Otro que me gustaba mucho era el de “Los Tres Cerditos” contado por mi abuela, pues cantaba las cualidades de cada uno de los tres, me producían mucha ternura los gorrinos.
Un cuento que nunca me gustó fue “Cenicienta”, me parecía una putada que ya en aquellos tiempos las cosas fueran un bluff efímero, dependiente de una varita mágica para hacer justicia temporal, ilusionismo, ascenso y reconocimiento social por matrimonio( Cenicienta no tiene ni nombre, solo apodo, empieza a tener entidad social al ser desposada, es una pena, es la mujer sometida a todos los vaivenes, es un objeto)
El cuento preferido de mi hija la mayor era La Sirenita y ella es la Sirenita, el de mi hija la pequeña fue “Ángela y el Ángel de la Guarda”, así es ella de cuidadora.
Besitos ñoños

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