Al inicio del camino el cartel indicaba "TOTES DIRECCIONS", me pareció poético, la información no era precisa, tampoco importaba, sólo quería caminar.
Voy sola, con mi peso, recorro montes y caminos con querencia de mar. Soy de interior.
Transité frondosos bosques, ninfas disfrazadas de sirenas me cantaron al oído, más de una vez sucumbí y me aparté de la senda.
Curiosidad, aventura y hambre me llevarón a probar las setas, la ingesta resultó alucinógena y me tuvo retenida unos años, salir del delirio no fue fácil.
El ayuno me devolvió la lucidez. Es necesario distanciarse para ver.
Ajenos a mi, los pies siguieron su destino, adelántandose incansables el uno al otro, en un pulso eterno.
Anduve al borde del desierto sin asomarme, sentí que el páramo me era más cercano, así que me aventuré en él.
Llanura, arbustos, alguna sombra, una casa de labor, un establo..., paisaje agreste por monótono que reduce el deseo a lo básico.
Mantuve el ayuno un tiempo, hasta incorporar la frugalidad a mi esencia.
Hace unos días cambió el paisaje, el camino volvía a indicar TOTES DIRECCIONS y aparecia segmentado en sus bordes por multitud de senderos.
Aminoré el paso, el sol era cegador, (rechazo elegir al mediodía) y las veredas eran similares, avancé por la vía principal al menos cuatro lunas.
Al alba se recogen hadas y ninfas, sus rápidos movimientos forman ráfagas de brisa y mecen las hierbas tras las que se esconden, con frecuencia intento verlas sin lograrlo, ellas lo saben y juegan conmigo.
La otra mañana estaban especialmente traviesas, moviendo hierbas y flores, meciendo suavemente las ramas de algún arce. Habilmente me condujeron al sendero.
"Camino sin retorno".
Supe que era el mío, que mi cartel de TOTES DIRECCIONS se acompaña de la señal "Camino sin retorno". La consciencia me da seguridad y alegría.
Del mismo modo que todas las Itacas son la misma Itaca, todos los Ulises somos el mismo Ulises.
Besos cripticos.
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