Ha vuelto. Después de 32 horas de doloroso e inútil pulso, que todavía está en el aire.
La estúpida arrogancia y el orgullo juvenil siguen presentes.
Apenas ha saludado al entrar, ha ido al lavabo y se ha encerrado en su habitación, según su hermana estaba estudiando.
Al parecer, le dijo a su hermana ayer, que si yo no le pedía perdón no volvería.
No me doy por enterada de estos mensajes, solo admito mensajería directa y personal.
Alguna explicación tendrá que dar. Será en la cena.
El silencio continua, la tormenta se está fraguando, no dejaré que estallen los truenos, esta tierra necesita lluvia fina, de la que cala.
Ella no lo sabe, pero mucho de lo que va a ser su vida y ella misma se está iniciando ahora-
Se hace la fuerte porque se sabe extremadamente frágil.
Esa fragilidad oculta le empuja con fuerza en forma de orgullo mal entendido.
Le atrae lo marginal, lo diferente, maldita gracia me hace, a todos nos llega la horma de nuestro zapato un día u otro.
Esta atracción por lo marginal, tiene dos vertientes, el atractivo de lo peligroso y el sentimiento de Salvadora del Arroyo, de chicos estupendos, pero difíciles..
Ese no es el camino, esa es una senda medio peligrosa, que, como poco, retrasa bastante el viaje. Pero esto tendrá que averiguarlo por ella misma, aquí, como en todo lo demás, no sirven las doctrinas ajenas.
Como duele y que dificilísimo es tutelar el crecimiento de los hijos, no solo dejarlos ser, dejarlos equivocarse, sino, esperar en silencio, no intervenir, simplemente sugerir, dejar que sean ellos los que intenten dar un sentido propio a sus vidas y a sus actos.
Los trabajos de Hércules eran más sencillos.
Besos en espera.
domingo, noviembre 06, 2005
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