lunes, septiembre 29, 2008

MENSAJES AL AIRE


Salgo a la compra y me encuentro con una compañera de trabajo acompañando a su hija, me paro a saludarla pues lleva en brazos a su nieto al que no conozco.
El niño, debe tener algo más de un año, está triston porque vienen de quitarle unos tapones de cera del oido.
Pasados tres o cuatro días volvemos a cruzarnos, esta vez acompañadas por nuestros respectivos carros de la compra, nos paramos a charlar de generalidades, las gracias del nene, las vacaciones y de ahí al trabajo, me dice de pronto: yo estoy de baja ¿lo sabes no?.
Le digo que no lo sabía. No me atrevo a preguntar el motivo de la baja, pues acarrea varias dolencias, que van desde los huesos al asma pasando por distintas alergias.
Intuyo que no es necesario preguntar, ella está dispuesta a contarme todo el proceso.
Tras el relato de su periplo por médicos, pruebas, rehabilitaciones y su cansancio por el dolor (que confiesa no tener ya), intenta parecer inquieta por llevar 6 meses de baja.
Esta vez no es la alergia, ni el asma, ni la bronquitis, ni las contracturas, ni la ciática, ni las cervicales, no, esta vez es una "epicondilitis" (brazo derecho paralizado, sin fuerza sin movimiento por el dolor agudo).
Le refiero con brevedad telegráfica mi experiencia con dos tendinitis que tuve hace poco ( estando de vacaciones y rechazando la baja).
En el transcurso de la charla, desliza el nombre de su sustituta,( persona trabajadora y bien considerada), a la vez que me informa que anuló sus vacaciones en cuanto "cayó" de baja, así que cuando se incorpore las cogerá automáticamente.
Ella ha elaborado cuidadosamente el discurso, sin dejar nada al azar, manifiesta su miedo a coger el alta y tener una recaida al poco tiempo.
Cuando estima que su mensaje ha sido transmitido intercambiamos una despedida resignada.
Sigo mi camino hasta Mercadona, suspiro cuando vuelve a mi mente la imagen de mi compañera dos días antes con su nieto sentado sobre su brazo "epicondilitado".
Las personas somos "la pera", todo el psicodrama con el que me obsequió era innecesario salvo para ella misma.
Deduje que debió tener dolor, que su hija es novata , joven y ella es muy "manejuda", que pasado el dolor alargó el tema y se dedicó a cuidar al nieto (¿con quien mejor?).
Creo que, cuando" la conciencia del deber laboral la asalte", en primer lugar, buscara algun dolor o sintoma que avale su baja, despues, la justificación ideológica, basada en una "inflada" autoimagen de su dedicación y eficacia en el trabajo.
Esta última, la justificación ideologica, es una patologia endémica entre un gran sector del funcionariado, es como si el "Estado", la "Administración" o la "Sociedad", así, irracionalmente, en sentido abstracto, les "debiera" algún tipo de compensación vitalicia (será por la "machada" de aprobar una oposición).
Es una percepción extraña de ser parte del aparato con derecho de pernada, que en muchos casos se cobra uno en especies o sea en bajas, permisos, absentismos...

Son diversas las maneras de amordazar a Pepito Grillo, pero poco eficaces ante los hechos.
Besine mutantes




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